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Con exhibición de libros y reclutamiento de voluntarios, se lanzó una nueva versión de “Si tú subrayas, yo no leo”, campaña orientada a sensibilizar a los estudiantes para que no rayen los libros, pues eso dificulta la lectura a los jóvenes que presentan discapacidad visual. Esto, porque cuando un libro está rayado es más difícil que el software lector de pantalla, como el JAWS, reconozca los caracteres y efectivamente traduzca el texto. “Por esta situación el alumno no puede acceder correctamente a la información ni estudiar en igualdad de condiciones, que es uno de los principios básicos de la inclusión”, explica Ana María Hojas, coordinadora (S) del PIANE.

Según cuenta Javiera Bravo, encargada de la campaña y jefa de la biblioteca de Teología, en el SIBUC se pesquisan los libros subrayados con lápiz pasta o destacador y se sacan de circulación. Desde 2011, han descartado 50 libros y, en la medida de lo posible, se compran nuevos ejemplares. Aquéllos que están rayados con lápiz mina, se borran y se reingresan al catálogo.

En las bibliotecas de San Joaquín, Casa Central, Campus Oriente y Villarrica se exhibieron libros que están rayados y se sensibilizó a las personas con el motivo de la campaña. Junto con ello, en San Joaquín se reclutaron alumnos para ser voluntarios, y apoyar en la digitalización de textos y creación de audiolibros. Al respecto, Javiera Bravo, expresó su satisfacción por los resultados: “En campus San Joaquín se inscribieron 45 alumnos, lo cual supera la cuota total lograda el año pasado. La solidaridad en la UC no debe involucrar sólo los voluntariados de invierno y verano, sino también que los alumnos ayuden a sus propios compañeros”.

Gracias a la labor de los voluntarios, en los últimos 2 años se han digitalizado 1.500 páginas y traspasados a voz 6 libros completos, ejemplares que se escogen según lo que demandan los propios alumnos con necesidades especiales, a través del PIANE.

Rocío Orellana sólo puede ver un 20%. Ella cursa cuarto año de Psicología y antes de que existiera esta campaña, se le dificultaba mucho estudiar: "Durante los primeros años, me quitaba muchisimo tiempo el digitalizar yo misma todos mis textos y me sucedió en varias ocaciones que no alcanzaba a leer el material necesario para las pruebas o trabajos de cada clase". Asegura que  ahora, como los voluntarios realizan la labor de digitalizar los textos, "he podido aumentar mi eficacia en la lectura y la realización de otras actividades de los cursos".

Por su parte, Francisco Meza, de Química y Farmacia, cuenta qué hará como voluntario: “Si ellos necesitan que les lea libros o los apoye en otra cosa, yo encantado, la idea es que tengan las mismas oportunidades que nosotros”. “Temas que para nosotros son tan simples, como leer un libro, para algunos compañeros es muy complicado. Quiero colaborar en facilitarles la vida, inscribiéndome en grabación de voz y digitalización de material”, añade Marianela Villanueva, de Antropología.

SIBUC continúa avanzando en inclusión
Con el fin de avanzar más en inclusión, el SIBUC ha realizado otras iniciativas. Cada biblioteca destinó un espacio con computadores accesibles para alumnos que utilizan silla de ruedas; en enero, 15 funcionarios asistieron a un taller de lenguaje de señas que fue dictado por el PIANE; se elaboró el reglamento y otro material bibliográfico en sistema braille, que fue distribuido durante la Bienvenida Novata; este año se instalará en todas las bibliotecas el sistema JAWS, que traduce textos para ser revisados por alumnos ciegos, y también se lanzó una nueva versión de Todo SIBUC Móvil, que permite que estos jóvenes revisen sin dificultad el catálogo SIBUC y soliciten préstamos  desde sus computadores personales.

Por M. Antonieta Laporte M.
25 de abril, 2013